Después del trabajo de investigación realizado sobre la creación de la Real y Pontificia Universidad de México, me queda claro, que la educación siempre ha respondido a la realidad política, social y económica del momento. Pero más allá de eso, nos podemos dar cuenta como, en todo momento y en todo lugar ha existido una o algunas personas que analizan y se cuestionan sobre lo que se les trata de imponer, y entonces buscan respuestas a sus preguntas y dar soluciones a lo que identifican como una problemática, que quizá pueda ser circunstancial.
Históricamente siempre ha existido quién determine el rumbo de la educación en cualquier sociedad, por lo que nuestro país no ha sido la excepción, pero la historia nos debe ayudar a entender de qué manera se pueda modificar aquello que consideramos pueda ser mejorado.
Y no se trata de ser reaccionarios y querer transformar todo un sistema que como bien hemos podido darnos cuenta, se ha construido y transformado a través de los siglos, sino de reflexionar acerca de nuestro hacer y ser en la educación.
De una u otra manera todos somos protagonistas de una realidad educativa, y si bien es cierto que hoy la educación superior en nuestro país dista mucho de lo que solía ser en la Nueva España, y no me refiero únicamente a las cuestiones metodológicas, sino al hecho de que estar dentro de una institución de educación superior, ya sea como docente o alumno, implicaba además de un reconocimiento social, una gran responsabilidad por las exigencias académicas, en cada uno de nosotros está el darle un nuevo sentido.
La historia nos deja ver como la educación superior en nuestro país, en algún momento dejo de gestar grandes pensadores, para gestar grandes trabajadores, capacitados sí, pero inhabilitados para cuestionar, entender y modificar su realidad.
Enfrentamientos ideológicos siempre han existido y existirán, pero eso es precisamente lo que marca el devenir de cualquier sociedad, entonces no temamos a pensar y a expresar lo que pensamos, pero pensemos para actuar y no solo para hablar.
Históricamente siempre ha existido quién determine el rumbo de la educación en cualquier sociedad, por lo que nuestro país no ha sido la excepción, pero la historia nos debe ayudar a entender de qué manera se pueda modificar aquello que consideramos pueda ser mejorado.
Y no se trata de ser reaccionarios y querer transformar todo un sistema que como bien hemos podido darnos cuenta, se ha construido y transformado a través de los siglos, sino de reflexionar acerca de nuestro hacer y ser en la educación.
De una u otra manera todos somos protagonistas de una realidad educativa, y si bien es cierto que hoy la educación superior en nuestro país dista mucho de lo que solía ser en la Nueva España, y no me refiero únicamente a las cuestiones metodológicas, sino al hecho de que estar dentro de una institución de educación superior, ya sea como docente o alumno, implicaba además de un reconocimiento social, una gran responsabilidad por las exigencias académicas, en cada uno de nosotros está el darle un nuevo sentido.
La historia nos deja ver como la educación superior en nuestro país, en algún momento dejo de gestar grandes pensadores, para gestar grandes trabajadores, capacitados sí, pero inhabilitados para cuestionar, entender y modificar su realidad.
Enfrentamientos ideológicos siempre han existido y existirán, pero eso es precisamente lo que marca el devenir de cualquier sociedad, entonces no temamos a pensar y a expresar lo que pensamos, pero pensemos para actuar y no solo para hablar.